viernes, 22 de octubre de 2010

Esperando a Marte.

En ese lugar habían quedado una cantidad inmensa de sueños hechos realidad, además que la orquesta ya se había retirado, pero la música seguía en mi cabeza y lo mejor es que por algunas cuadras mas del centro de esta ciudad, ella me hacía saber que le pasaba exactamente lo mismo. Estábamos irremediablemente conectados.

Me parecía algo rarísimo caminar por las mismas sucias calles de siempre, pero ahora la pasaba rico, hacia parte de la gente que caminaba, ya no era más un sujeto que caminaba, ahora tenía a alguien a mi lado que pidiera auxilio y lo encontrara. Ya había encontrado una función, y la acepte con garbo.

La noche no había empezado, entiendo también que a estas alturas para muchos no había espacio para la realidad, pero para mí, ah para mí era momento de detener la imaginación y vivir el momento más esperado. Casi tres años esperando por esta noche. Todo valió la pena.

Pero ya se estaba demorando mi feo celular en hacer acto de presencia. Ya no me avisa de alguna cosa en especial, ahora interrumpe. Efectivamente hay una amiga por ahí rondando y me dice que quiere salir a tomarse un café con nosotros.

Ya han pasado unos 40 minutos de pagar por la torpeza de haber invitado a una amiga, y cientos de bobadas que hice esta noche, seguimos ilusionados los dos por Marte. Ese bendito planeta ha logrado capturar nuestra atención, y no voy a permitir que nada dañe este momento, así que decido valientemente pelear a muerte en contra de mi queja, sueno y de aquel inmenso pensamiento de hambre que me llena mi desocupado estomago. Ella tiene una súper fuerza, es algo inevitable, además es muy obvio lo que expresa, sé que no bajara de este techo. Marte ha encontrado una mujer que esperara por la eternidad por una foto.

No me canso de verla, no disimulo que es esta la persona más importante ahora para mí. Todos lo saben ya, pero no me importa, lo que ahora merece ser contado es que ella lo sabe. Lo ve. Marte no sale de su escondite, ahora un planeta no es digno de salir con nosotros. Las fotos son nuestras. Llega la policía. Todos nos reímos.

Tomo un taxi, llego a casa y cierro los ojos por cuatro horas, nos seguimos riendo.

Con especial cariño -The Stranger-


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