Ya casi es hora de salir, ella me sigue mirando y finge no saber que yo hago lo mismo. Estoy realmente tan embobado con ella, que me regañan varias veces por no quedarme quieto. Estoy más contento por estar a solo unos centímetros de ella, que por los premios que nos hemos ganado. Si esto es lo que se siente cuando uno está feliz, me gusta, me gusta mucho.
Me espera en mi casa mi familia ausente. Ellos no pueden estar aquí por negocios, pero sé perfectamente porque no pudieron venir, es algo muy simple, si ellos vienen no habría existido chance alguno para poder conocerla como lo he hecho hoy. La malteada, la flor, la mega-chocolatina y las cientos de sonrisas que me hizo a mi no habrían existido. Qué bien que mi familia no vino.
Todos aplauden, la mayoría por querer irse, nosotros porque no queremos cambiarnos por nadie. Yo simplemente tomo aire para poder decirle que la pase formidable, solo eso y no desmayarme. Realmente se me robo mis ojos y algo mas hace un año y medio atrás. En este momento solo ella y yo lo sabemos. Me despido de todos, ahora somos una micro familia, la sensación es buena, ya tengo más gente en quien puedo confiar. Es tarde, es hora de decir “chao”, no quiero, pero debo. Fue suficiente con verla toda la tarde.
Estamos en la puerta de un maravilloso auditorio, me despido definitivamente de todos, pero de ella no puedo, soy demasiado débil para ella, no sé qué hacer, aun así tengo cosas a favor, por ejemplo el ruido que nos rodea impide notoriamente que sea oído algún “gallo”, la oscura noche impide que me vea sonrojarme, en fin las miradas que andan por ahí merodeando puedo usarlas como tranquilizante. Aun así no puedo decirle “chao”.
Todo va muy muy bien, no quiero dañarlo, es demasiado para mí y no puedo asegurar que no cometeré un error, necesito una ayuda urgente. No sé qué hacer, no sé a dónde mirar. Es tarde, ella se acerca, la veo muy segura de lo que hace, saluda y se despide, saluda y se despide, nada la detiene, viene directamente hacia mí. En ese momento detengo todo y pienso en lo que dijo un gran amigo hace un tiempo: “No sé que vio mi novia en mí, pero sea lo que sea, no quiero que avara los ojos”. Ahora lo entiendo, el pobre hombre sintió lo que yo estoy viviendo. Es maravilloso, cuando un ser se siente así, es la mejor manera de confirmar que anda vivo por las calles. No sé cómo voy a reaccionar, pero se acerca.
Me toma del brazo con la amabilidad que solo había visto en una buena película francesa, me mira a los ojos como si nos conociéramos desde niños, me invita a salir, me invita a comer algo, no puedo hacer nada, no cometo ningún error porque no hice nada. Solamente me subo en su carro, no se a donde vamos, la verdad no me importa. Llegamos a un lugar de comida rápida, lo detesto pero finjo descaradamente que estoy en el mejor lugar para comer a la madrugada, su familia me conoce. Ahora, debo aclarar que nada de esto es posible, de hecho, todo esta historia está siendo parte de la imaginación de mi cabeza cansada, prefiero seguir pensando así, solo en mi imaginación podre no huir, solo ahí sabré como actuar y hacerla reír.
Solo quiero que sonrías.
Con especial cariño -The Stranger-
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