jueves, 28 de octubre de 2010

Los marineros hacen su trabajo... Yo entonces hare el mio.

Nuevamente el carrito lleva del bulto. Entiendo que es una maquina pero siempre he creído, o mejor, he sentido que las maquinas sienten y que de vez en cuando me dicen: ”hey cuidado, tráteme bien…” pero poco me importa ya, sé que es mentira eso, sé que puedo hacer lo que quiera pero por respeto a esa bestia motorizada me comporto como un ser cuerdo. Hoy no soy tan cuerdo.

Considero que lo que acaba de ocurrir fue cuestión de protocolo, lagrimas de personas que me quieren, yo también las quiero, pero en verdad no siento nada. Para que sentir algo si lo que soñé no está sucediendo. Aun así sonrió descaradamente, se que está mal, lo se lo sé, pero soy humano, y qué?. Hago una llamada aquí, hablo por allá, tomo vino y ya. Me despido. Hoy después de casi siete años debo decir adiós a unas personas que me vieron crecer, pero que en realidad no extrañare. Por esta razón no me gusta saludar, por esta razón no detesto despedirme.

La séptima está realmente asquerosa, las camionetas que están a mi lado no se intimidan de mi cercanía, no se les ve por ningún lado la preocupación de una estrellada, no puedo arrimar mi camioneta, no le doy siquiera miedo a un pinche corsa. Esta tarde lenta no pienso termine bien. Ahora la 92 está peor de horrible, la avenida esta quieta, las calles están muertas. No me muevo.

Mientras la gente habla mal y de entretiene escuchando música, yo me amargo… trato de jugar con mi cerebro pero no se deja, trato de mirar algún lugar y no olvidarlo pero la rabia no me deja, los espejos están llenos de tráfico, mi cabeza esta zumbando, mis papas me desconocen. Es hora entonces de un buen chocolate blanco.

Sirve, está funcionando ese pedacito de dulce. Sabe muy rico.

Pero detengamos esta aburrida historia, y hagamos memoria de lo que paso hoy. No sé porque carajos todo me molesta y creería que hoy podría estar haciendo males. Todo conduce a mi grado. Si, se supone que cuando uno se gradúa la felicidad sale como loca de lo más escondido y pum, te golpea, pero no es así. Lo que me golpea es la rabia, es una cantidad de problemas, pero que en realidad como siempre, el problema mayor es ella. Hoy cometí otro error, hoy le escribí, se que falte a mi palabra.

La verdad si alguien se le ocurre leer esto, no me importa hoy. Si a estas alturas no se ha aburrido por la falta de cientos de tildes o de problemas, la verdad poco me importa, quien lo manda a quedarse aquí leyendo. Pero si le diré algo, y es que si usted está leyendo esto este en el lugar que este, desde una granja apartada de esta dimensión sucia, o una cuidad o un avión o donde sea, le gustara leer algo que le puede pasar a usted. Me alegra esto, me alegra pensar que estoy rodeado de gente que vive esto todos los días y son incapaces de contarlo. Yo por mi lado tomare aliento, cenare con mi familia y daremos vueltas y vueltas toda la noche. Hoy nos comeremos todo el océano.

Girando estamos los cuatro. Un pulpo esta en nuestra mesa.


Con especial cariño -The Stranger-

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